
Dice San Agustín: «Si me preguntáis cual es la primera virtud de un cristiano, os responderé que es la humildad; si me preguntáis cual es la segunda, os contestare que la humildad ; si volvéis a preguntarme cual es la tercera, os contestaré aún que es la humildad; y cuantas veces me hagáis esta pregunta, os daré la misma respuesta» (Epist. CXVIII ad Dioscorum, cap. III, 22.) .
Nos dice San Agustín: «Si os humilláis profundamente, si reconocéis vuestra nada y vuestra falta de méritos, Dios os dará gracias en abundancia; más, si queréis exaltaros y teneros en algo, se alejara de vosotros y os abandonara en vuestra pobreza».
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