LA PRIMACÍA DE LA INTERIORIDAD.
“¡Volved al corazón!”, nos dice hoy San Agustín (354‐430) desde más de 1.500 años atrás.
Su espiritualidad nos insta a la primacía de la interioridad.
Ser entrañables en un mundo de extraños. Nuestro tiempo multiplica las distracciones. Se
puede vivir perdido en los miles de estímulos y tareas exteriores sin abajarse a la pobreza ni
meterse en la realidad. Vivimos en exteriores de una película, vivimos externalizados
subcontratados a otro que vive por nosotros, vivimos extrañados: hay que ir del extrañamiento al entrañamiento, de lo extraño a la entraña.
En mundo donde cada vez somos más extraños unos de otros, debemos ser más y más entrañables.
“La interioridad es imprescindible para la búsqueda de Dios, y nos debe llevar a analizarnos críticamente las motivaciones profundas, sabiendo que ‘sólo puede encender a los demás quien dentro de sí tiene fuego’” (San Agustín: Comentario al Salmo 103, s.2,4).
¡VOLVED AL CORAZÓN!
(de textos de San Agustín)
¿Adónde vais?
¿Adónde corréis?
¿Adónde huís, no sólo de Dios, sino también de vosotros?
Volved al corazón
¡Oh hombre!,
¿Hasta cuándo vas a estar dando vueltas
En torno a la creación?
Vuélvete a ti mismo,
Contémplate,
Sondéate,
Examínate
La verdad es que no es posible
ocultarse a sí mismo
Por mucho tiempo:
¿Por qué quieres esconderte a ti mismo?
Te hallas de espaldas a ti mismo, no te
ves;
Haré que te veas.
Lo que colocaste a la espalda,
Lo pondré delante de ti;
Y verás tu fealdad,
No para corregirte,
Sino para avergonzarte
Volved al corazón,
¿Qué es eso de ir lejos de vosotros
Y desaparecer de vuestra vista?
¿Qué es eso de ir por los caminos de la soledad
Y vida errante y vagabunda?
Volved.
¿A dónde?
Al Señor.
Es pronto todavía.

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