Si hay algo que no puede negarse del Papa Francisco es su talento para transmitir mensajes profundos de una manera clara y sencilla. Así lo ha hecho, una vez más, en la Audiencia General del 20 de septiembre de 2017, al hablarnos de una de las tres virtudes teologales que a mí particularmente me gusta mucho: la esperanza.
Grandes cosas ha logrado la humanidad gracias a haber conservado la esperanza, y grandes cosas logra realizar Dios en el hombre cuando la esperanza se mantiene viva dentro de él, porque la misma hunde sus raíces en la fe y es reflejo de un corazón abierto, de un corazón que cree. Por ello es posible «esperar contra toda esperanza», gracias a la predisposición del hombre y el actuar de Dios.
La carta que leerán a continuación encierra tanta belleza y deja un aliento tan grande de esperanza, que no es necesario realizarle a la carta más introducción. ¡Qué disfruten su lectura!
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