Festejar. Parroquia en Red Misionera
La Comunidad Parroquial de Ntra. Sra. de Guadalupe, en Toscal-Longuera, Los Realejos, ha finalizado el montaje del Monumento 2020 del confinamiento, para la Celebración de la Cena del Señor a las 18:30 horas, que nuestro párroco presidirá a puerta cerrada, físicamente solo, como lleva haciendo desde el 16 de marzo. Pero espiritualmente unido a la feligresía de sus dos Comunidades Parroquiales.
Nuestro párroco nos dice: "Espero y deseo que este tiempo de confinamiento sirva para un enamoramiento no ficticio del Señor, sino auténtico y real. Que se viva este Triduo Pascual desde dentro hacia afuera.
Espero y deseo que luchemos por mejorar todos nuestro interior, eliminando envidias, orgullos, soberbias, rencores, vanidades, etc y nos revistamos de los sentimientos de Cristo. Que mejoremos en escuchar más a las personas, en restar importancia a lo que se dijo, por qué lo dijo, y a quién lo dijo, .... estamos tan condicionados al pecado. ¡Y de ese virus nadie quiere hablar!. De su virus interior: tu pecado, tu máscara, tu falsedad.
¡Triste, pero real!.
Meditemos el por qué Cristo tiene que entregar su vida por nosotros y que estamos haciendo con el don precioso de su Gracia".
El Monumento de este Jueves Santo, fue concebido en septiembre de 2019 y encargado en enero 2020, destacando la austeridad, el color rojo de la pasión y la entrega libre del Hijo de Dios por todos nosotros, la imagen del brazo estirado y clavado en la cruz que nos invita a mirar a nuestro alrededor y no a nuestro yo, acompañado de la Palabra de Dios, que invita a la oración y al encuentro con quién es la PALABRA ENCARNADA. La lámina del lavatorio de los pies, signo de la misión del discípulo misionero, estar siempre al servicio, haciendo las cosas por el Señor y el bien de nuestro hermanos, junto a la jofaina y la toalla que invita a agacharnos, a mojarnos y ensuciarnos en las miserias de los demás desde el respeto, la libertad y la prudencia.
Y la imagen central, de Cristo con la corona de espinas, sufriendo y ofreciéndose libremente al Padre que lo acompaña, que lo fortalece y lo entrega para rescatarnos a todos.
Sólo Cristo ha hecho la mayor locura de amor por tí. ¿Lo valoras?.
¡Somos su mayor locura!
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