El portal revistaecclesia.com ha publicado un reportaje titulado “¿Cómo seguir el proceso sinodal del Congreso de Laicos tres meses después?” en el que recoge diversas reflexiones de varios delegados. Cecilia Cruz, delegada de Apostolado Seglar en nuestra diócesis es una de las entrevistadas.
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Cecilia Cruz: «Desde Cáritas, he podido ver florecer la solidaridad»
—¿Cómo has vivido estos dos meses?
—Desde el servicio de la delegación, solo he podido acompañar y dejarme acompañar en la oración. También ha sido una oportunidad para unificarnos a nivel diocesano y apoyar las iniciativas que se iban generando, en lugar de ir cada cual a lo suyo. Y, a título personal, por mi trabajo en Cáritas, prácticamente no he vivido en confinamiento. He tenido que estar a pie de calle y ha sido complejo. He podido ver lo duro que ha sido, y está siendo, ésta situación para cientos de familias, para las personas en situación de calle. Pero también he tenido la suerte de ver cómo florecía la solidaridad de mucha gente que se volcó para colaborar con quienes lo estaban, y están, pasando mal.
—¿Cómo has visto a la Iglesia en este tiempo?
—Siento que hemos vivido como dos momentos, el de casi dejarnos derrumbar por no saber cómo actuar; pero sin dejarnos caer el Espíritu nos ha inspirado para sacar adelante muchos recursos para seguir estando juntos, aunque en la distancia. Hemos tenido la oportunidad de tener un espacio para el discernimiento, para redescubrir nuestra misión en la Iglesia y en el mundo. Habrá que esperar para ver cuáles serán los frutos de este discernimiento, pero confío que el Espíritu está e impulsa. Creo que ha sido premonitorio el lema, estamos viviendo verdaderamente «un renovado Pentecostés».
—¿Ha cambiado algo en tu fe en estos meses?
—Cambiado no, más bien ha crecido y se ha fortalecido. Vernos obligados a innovar, ha buscar nuevas formas de ser y estar en la Iglesia me ha confirmado mi misión y vocación al laicado.
—Pentecostés. Y ahora que volvemos a salir, ¿qué?
—Ahora toca tener la fortaleza de seguir en la línea de Pueblo de Dios en salida, de no tener miedo y salir a anunciar la Buena Noticia desde este renovado Pentecostés, que no sean solo bonitas palabras que hemos dicho en tiempo difíciles. ¡No vale volver a lo de siempre! Pidamos al Espíritu esa parresía que tanto necesitamos en estos tiempos para salir renovados y con el coraje de inculturarnos para hacer una Iglesia para el mundo de hoy.
—Cosas buenas y malas de este tiempo.
—Lo peor, no creo que sea lo más importante y estoy convencida de que no se mantendrá; es los conatos de división política, social y también dentro de la Iglesia. Lo mejor, la solidaridad que brotó a borbotones por todos los rincones de la sociedad, de la Iglesia y del mundo, algo que nos ha unido como ciudadanos, para tomar consciencia de nuestro papel por el bien común. Y, también, el ingenio y creatividad de saber sacar de una situación límite lo necesario para seguir dando respuesta a la misión de ser Iglesia en y para el mundo.