Está comenzando su conquista del mundo; pero no al estilo nuestro sino al suyo, el que sigue usando en su vida de Hostia oculta y callada.
¡Conquistador, no matando ni asustando, ni deslumbrando ni coaccionando, sino atrayendo por la humildad y el amor!
¡Conquistador, no matando ni asustando, ni deslumbrando ni coaccionando, sino atrayendo por la humildad y el amor!
Pasaba Jesús por la orilla del Jordán, buscando entre los grupos de penitentes o sencillos discípulos del Bautista, quien quisiera dejarse atraer por la humildad de su porte y el amor de su mirada...
¡Lo mismo que en el Sagrario! ¡Días y días años y años, en soledad casi absoluta, esperando quien quiera dejarse atraer! ¡Que traza de conquistador, tan distinta y tan opuesta a la usada por los hombres...".
¡Lo mismo que en el Sagrario! ¡Días y días años y años, en soledad casi absoluta, esperando quien quiera dejarse atraer! ¡Que traza de conquistador, tan distinta y tan opuesta a la usada por los hombres...".
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