Fuente: Ecclesia Revista Digital
“Nuestros fieles han caído en las manos del Dáesh, nuestras ciudades también, pero nuestra fe nunca se ha derrumbado. Nadie ha abandonado al Señor”.
Estas son las palabras que el padre Gabriel, superior del convento Notre Dame des Semences en la ciudad iraquí de Alqosh, compartió en 2015 con los jóvenes españoles que se desplazaron a la Llanura de Nínive para conocer de primera mano la historia de los cristianos perseguidos en esta región.
Bajo el título de “Testigos de un genocidio”, publicado por CEU Ediciones y prologado por José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, esta obra firmada por el periodista Jaume Vives -narrada también en sendos documentales, el primero “Guardianes de la fe”-, busca poner rostro al drama de aquellos que, todavía hoy, son perseguidos a causa de su credo en Jesucristo. Un reportaje cuidado, lleno de testimonios e imágenes elocuentes, que pudo llevarse a cabo, en buena parte, gracias a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada.
Sin embargo, a pesar de los centenares de miles de desplazamientos y asesinatos perpetuados durante este tiempo por los terroristas del mal llamado Estado Islámico, cinco años después vuelve a dibujarse en la vida de los feligreses iraquíes un atisbo de esperanza. Muchos de ellos han vuelto a sus hogares -o a lo que queda de ellos- para recuperar sus vidas.
A pesar de las circunstancias agravadas por la pandemia, la ayuda internacional de la Iglesia ha seguido llegando a los cristianos de Iraq. Esto se debe, en gran parte, al trabajo del cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, que junto a las acciones de caridad extraordinaria promovidas por el dicasterio y las agencias de la ROACO (Reunión de Obras para la Ayuda de las Iglesias Orientales), ha permitido dotar de fondos a la región para reconstruir escuelas e iglesias.
Un atisbo de esperanza para el 2021.
La visita de Francisco a Iraq
Si la situación sanitaria lo permite, el Papa Francisco reanudará su agenda internacional en 2021 con una visita histórica a Iraq, para, tal y como afirma para EFE el cardenal Sandri, “consolar a todo el pueblo iraquí, no solo a los cristianos, sino a todos los habitantes heridos por la persecución y la guerra”.
“Tenemos que esperar que sea un viaje con un mensaje de consuelo, fraternidad y fuerza para ser un signo de esperanza en Iraq”, desea el cardenal Sandri para este viaje del que todavía no se conocen muchos detalles, más allá de la intención de llevarlo a cabo del 5 al 8 de marzo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario