La pandemia que estamos viviendo, y las dificultades y problemas que está generando en la sociedad y en las familias, nos está haciendo más sensibles a la realidad sufriente de la persona en todas sus dimensiones
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Pero esta crisis también ha afectado al trabajo que se realiza con los niños, los migrantes, los ancianos… En definitiva, ha repercutido también en nuestras Cáritas parroquiales. Nuestra Cáritas diocesana ha estado a disposición de las parroquiales y de la administración regional y municipal para paliar las consecuencias de este tiempo crítico que estamos viviendo. A lo largo de estos meses, hemos ido adaptándonos a las circunstancias y poniendo los proyectos al servicio de las personas. Prueba de ello es la ingente labor de nuestros voluntarios y técnicos en los centros de acogida de las distintas parroquias, la Escuela de Hostelería, la creación de tres nuevos centros de distribución de alimentos, los centros de Cartagena, Mazarrón y Murcia que acogieron a los sin techo, la formación para el empleo en la reforma, limpieza, tapicería.
Pero también acompañando a los migrantes, a los niños en la escuela de infancia, en las guarderías, los comedores sociales, la recogida de ropa, etc. Nuestro trabajo sigue en la brecha en un momento convulso que nos pide estar atentos, con los cinco sentidos. Agradezco a nuestra diócesis y a la Cáritas diocesana de Cartagena el testimonio creíble de amor que viene de Dios, puesto al servicio de todos.
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