La Catedral de La Laguna acogió la celebración de la noche santa de la Resurrección presidida por el obispo Nivariense.

Como ha venido siendo característico y obligatorio a lo largo de este Triduo, el templo solo pudo acoger a un tercio de su capacidad. Entre los fieles que pudieron acudir presencialmente se encontraban los miembros del comité ejecutivo de la Junta de Hermandades y Cofradías y un grupo de neocatecumenales que renovaron de una forma solemne sus promesas bautismales, tras finalizar su proceso de inspiración catecumenal.

La Vigilia Pascual es la culminación y centro de la vida cristiana, es la noche que rompe el silencio de la muerte, la luz que acaba con las tinieblas.

La celebración, por tanto, comenzó con la bendición del Cirio Pascual y continuó como es habitual, aunque la liturgia de la Palabra se llevó a cabo de una forma más breve. Todo ello para posibilitar el retorno de los fieles a sus hogares antes del comienzo del toque de queda.

El obispo, al comienzo de su homilía, indicó que hoy la gran noticia es que Cristo ha resucitado, vive para siempre y está con nosotros, tal y como prometió.

Monseñor Álvarez también hizo referencia a la imagen que ha escogido este año para acompañar la tarjeta de felicitación pascual. Se trata de un detalle del mosaico del altar de la capilla del Obispado en el que aparece Cristo resucitado con sus brazos extendidos rescatando a Adán y Eva. “Esta imagen simboliza como Jesucristo rescata de la muerte a toda la humanidad”.

El obispo añadió que esta imagen también le ha servido para complementar el mensaje de Pascua que ha querido transmitir este año. El mismo lleva por título: “Dejémonos agarrar por Cristo, para resucitar con Él”. Lo reproducimos a continuación:

Hermanos y amigos:

Cristo ha resucitado y vive para siempre¡Feliz Pascua para todos!

En Jesús resucitado, la vida ha vencido a la muerte. Por eso, los cristianos podemos vivir con la firme esperanza de que también venceremos el mal y el pecado, todo lo que nos hace sufrir y, hasta el poder de la misma muerte.

En esta Pascua de 2021, aun bajo los condicionantes de la Pandemia de Covid-19, todos estamos invitados a brindar por la vida y la esperanza, porque nada ni nadie está definitivamente perdido para el Señor, pues, para Dios no hay nada imposible.

Por muy difícil y oscura que sea nuestra realidad, por muy lamentable que sea la situación -personal y social- que nos toca vivir, tenemos razones para apuntar a la esperanza.  Ante todo, en relación con nosotros mismos, que somos los constructores de historia, los que estamos llamados a hacer un mundo nuevo. Como los árboles que, en primavera, vuelven a brotar, florecen y fructifican, así, todos podemos renacer para dar de esa vida que Jesús conquistó para Él y para todos nosotros cuando resucitó.

Fiel a su promesa Cristo está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo para que, por Él, con Él y en Él podamos ser esos hombres y mujeres que dan buenos y abundantes frutos.

A nosotros nos toca dejarle actuar en nuestra vida con esa energía que Él tiene para sometérselo todo. En nuestras manos está agarrarnos a Cristo o, mejor dicho, dejarnos agarrar por Él para resucitar con Él.

No olvidemos que la acción de Dios en nosotros no funciona de forma automática o por imposición, sino que es una oferta de gracia a nuestra libertad. Sólo nuestra libre y coherente voluntad de estar agarrados a Cristo puede hacer operativos y fecundos en nuestra vida los efectos salvadores de su muerte y resurrección.

Por tanto, si queremos andar en una vida nueva, plena y feliz, reavivemos nuestra fe en Cristo Resucitado y dejémonos agarrar por Él. Así será realidad en nuestra vida el triunfo de la esperanza y el amor, necesarios para vivir en plenitud.

Vale la pena seguir a Jesucristo viviendo y actuando como Él lo vivió. Verdaderamente Él es el Camino, la Verdad y la Vida y quien lo sigue no andará en tinieblas y encontrará la Luz de la Vida. Así, iluminados y fortalecidos por el poder de su resurrección, será posible, no solo renacer a una vida nueva sino, también, convertirnos en  constructores de la civilización del amor, de la libertad, de la justicia y de la paz.

Feliz Pascua a todos y que sintamos el consuelo y cercanía de Cristo vivo, que camina con nosotros en todas las dificultades de nuestra existencia. Cristo ha resucitado, está vivo y camina con nosotros. Si lo escuchamos y acogemos con fe, “revivirá nuestro corazón” y nos llenaremos de alegría. Es lo que deseo para todos. ¡Feliz Pascua!

Al finalizar la celebración, que fue transmitida por los medios digitales de la diócesis, también se compartió un vídeo de felicitación pascual del obispo. El mismo se puede volver a ver en el canal de YouTube obispadodetenerife y al final de esta noticia.