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sábado, 10 de julio de 2021

Haití, sumido en la violencia y la crisis social

 Fuente: Manos Unidas. 

El asesinato de Jovenel Moïse es una muestra más de la inestabilidad del país.


El reciente asesinato del presidente Jovenel Moïse en su propia residencia ha hecho que la dramática situación del país vuelva a aparecer en los medios de comunicación internacionales. 

La crisis multidimensional que sufre Haití desde hace años, fruto de la inestabilidad sociopolítica y agravada a consecuencia de la pandemia de COVID-19, está llevando al país a una situación verdaderamente catastrófica.

Como señala Lucas Bolado, responsable de proyectos de Manos Unidas en Haití, «la acción del presidente Moïse en los últimos tiempos contaba con un fuerte rechazo social debido al profundo deterioro del nivel de vida de la población, ya de por sí muy bajo, y a las acusaciones de corrupción y autoritarismo». 

Las organizaciones con las que Manos Unidas trabaja en la capital del país, Puerto-Príncipe, llevan tiempo denunciando la violencia y la impunidad con la que bandas armadas –algunas controladas o toleradas por la oposición y otras por personas próximas al gobierno– se adueñan de las calles de diversos barrios.

Esta situación de violencia, a la que se suma el aumento de la inseguridad alimentaria, las dificultades de circulación en el país –tanto para las personas como para las mercancías– debido a los cortes de carreteras, protestas y robos, el repunte de casos de COVID-19, el alto número de secuestros, el inicio de la temporada de ciclones y el previsible vacío de poder, hace temer por el futuro inmediato de los más de 11 millones de personas que viven en el país más pobre del hemisferio norte.

En este contexto tan adverso, Manos Unidas ha aprobado una intervención de emergencia para atender a miles de personas que han huido de los barrios de Martissant, Cité Soléil, Bas-Delmas o Croix-des-Bouquets ante los enfrentamientos entre bandas armadas (gangs) que se disputan el control del territorio urbano.

En estos momentos, la población desplazada se refugia en parroquias y otros lugares de la capital de Haití, donde Manos Unidas y la Caritas Puerto Príncipe llevarán alimentos y material higiénico-sanitario durante los próximos tres meses.

Asimismo, Manos Unidas está apoyando el funcionamiento de los hospitales Saint Damien y Saint Luc, también en Puerto-Príncipe, ante el aumento de los casos graves de COVID-19.

En el resto del país, donde la situación es menos convulsa, los socios locales de Manos Unidas están logrando mantener los programas destinados a la mejora productiva de campesinos y las iniciativas en el ámbito educativo y sanitario, aunque las dificultades para trasladar equipos y materiales complican cada vez más nuestro trabajo.


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