El obispo Bernardo Álvarez pudo encontrarse durante este pasado miércoles 22 de septiembre, con algunas personas evacuadas en el cuartel El Fuerte, en Breña Baja.

Asimismo, también visitó la parroquia de San Isidro –acompañado por su párroco, Alberto Hernández–, y se reunió con todo el clero de la isla.


En la tarde, el prelado Nivariense presidió la Eucaristía en el Real Santuario Insular de Nuestra Señora de las Nieves.

«Muchos lo han perdido todo, pongámonos en el pellejo de los demás, que nos mueva y nos conmueva, estemos atentos, pidamos a Dios por estas personas, para que les dé paciencia y fortaleza», destacó monseñor Álvarez en su homilía.

El obispo añadió que esta situación se va a prolongar en el tiempo. “No solo el volcán, la naturaleza es impredecible, y tenemos que aprender a dominarla lo mejor posible, y evitar los daños que nos puede producir».


En este sentido, reclamó solidaridad para los próximos meses y recordó que Cáritas Diocesana de Tenerife ha lanzado una campaña para canalizar el apoyo ciudadano con la población de la isla de La Palma, damnificada por los efectos del severo fenómeno vulcanológico que se desencadenó el pasado domingo. En la cuenta corriente ES02 2100 6722 6122 0073 3169 o el código 03762 del sistema BIZUM.


El obispo, que en su tiempo fue párroco en Todoque y La Laguna, agradeció el esfuerzo y la cercanía de las autoridades, profesionales y voluntarios, que «están aliviando las dificultades que ha provocado la erupción de este volcán. Lo que está perdido, ya se perdió. Una casa no solo es una casa, es un hogar”, lamentó el prelado, quien rezó por «todos los que han tenido que abandonar sus hogares, especialmente las personas mayores o más vulnerables», y agradeció «la sensibilidad del pueblo palmero, que ha sacado lo mejor de sí mismo para ayudarse unos a otros.

Por último, monseñor Álvarez quiso poner ante la patrona palmera, a la que los isleños han acudido en tiempos de calamidades y de gozos a todos los habitantes de La Palma. “En especial a los afectados por el volcán. Llevamos apenas 72 horas: en este tiempo se ha hecho muchísimo daño, Dios quiera que esto termine pronto, pero no hay precisión en este sentido.”

El obispo finalizó su homilía invitando a todos los cristianos a ofrecer al Señor la Eucaristía a los pies de María de las Nieves, para que “él, que también sufrió, nos ayude a nosotros a padecer las situaciones que nos toca vivir. Pidamos por estos hermanos y hermanas nuestros, para que esta catástrofe termine lo antes posible, para que no se sigan produciendo más daños y pidamos para que las personas que están ahí, al pie del cañón, se mantengan fuertes y firmes y el Señor les dé fortaleza para seguir haciendo su trabajo”.