Monasterio de Ntra. Sra. del Socorro. Güímar- Tenerife.
Fotos: Gabriel Benítez Pérez.
Lo que es más propio de la vida contemplativa es la oración. Por eso los monjes y las monjas evangelizamos nuestro mundo, más con lo que “somos” que con lo que “hacemos”. La vida contemplativa, en el silencio y la plegaria, está llamada hoy, como ayer y como siempre, a convertirse en testigo de la gratuidad del amor de Dios por medio de la belleza de la vida fraterna, la oración y la alegría de sentirnos acompañados por el Señor. Porque es Jesús mismo quien hace camino con nosotros, para abrir nuevas sendas de esperanza y de paz, en medio de tantos miedos y tantas desesperanzas e incluso de tantas desesperaciones.
Jornada Pro Orantibus.
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