El jueves 14 de abril 2020, siendo las 18:30 horas da inicio en el templo parroquial dedicado a Ntra. Sra. de Guadalupe, la celebración de la Cena del Señor, primer día del Triduo Pascual, en la que nuestro párroco exhortó a los presentes a cultivar más la vida espiritual y a tenerla más en serio abandonando los maquillajes y las apariencias para no ser cristianos y una Comunidad Parroquial mundana.
En su homilía habló sobre estos tres regalos que el Señor nos confía a todos:
* La Eucaristía. "Oveja perdida ve, sobre mis hombros que no sólo tu pastor soy, sino tu pasto también". Es nuestro alimento al que no hemos nunca de faltar. Dios hace una alianza con cada uno. Cada celebración de la Eucaristía en la que falte, o no la prepare adecuadamente, es un día perdido en mi vida y en mi santidad.
* Los sacerdotes. Es deber de cada comunidad orar por el aumento de las vocaciones. Pero más aún, ayudar a cada párroco en el desempeño de su ministerio. Con la oración diaria y constante por él. Pero también, con la ayuda del laicado, de manera corresponsable, coordinada y en comunión. La Eucaristía no viene por sí sola. El Señor ha llamado a los sacerdotes, para que a través de ellos, se haga presente en las especies del pan y del vino. Sin sacerdotes no hay Eucaristía. Y sin Eucaristía no hay Iglesia. Así de simple. Y una parroquia que no ama su encuentro diario con la eucaristía, cuida de las visitas al Santísimo y de las Adoraciones Eucarísticas, es una parroquia muerta y de apariencia. ¿Es así la nuestra?.
* La Caridad. Esta brota fundamentalmente del encuentro real con Cristo vivo en cada celebración. Y con cada uno de los hermanos que la comparten. De ahí, nace el compromiso, real y renovador, de no dejar a nadie en la cuneta de los caminos y de ser el apoyo constante en la vida de muchas personas.









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