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miércoles, 13 de abril de 2022

“Mi trabajo como sacerdote de la Cofradía es sumar lazos a la gran red que es la vida humana


El sacerdote Juan José Carbajo, de 27 años, de la diócesis de Zamora, acompaña a los cofrades todo el año en la vivencia de su fe

  • «Para resucitar primero hay que vivir y después morir”
  • «En una cofradía el sacerdote forma parte de una red humana más personal, más íntima, más espiritual”
  • «Para la Virgen tengo la última mirada del día”

Miles de cofrades preparan cada año la Semana Santa. Desde que acaban una empiezan a organizar la del año siguiente. Detrás de cada procesión hay un gran trabajo de múltiples partes encargadas de dar contenido a los días más grandes de la fe cristiana. Y aunque el culmen es la Resurrección, “para resucitar primero hay que vivir y después morir”, como nos cuenta el sacerdote Juan José Carbajo, capellán de la Real Cofradía de Nuestra Madre de las Angustias, en la diócesis de Zamora.

Pero el trabajo de Hermandades y Cofradías no se concreta solo en la Semana Santa, con toda su vistosidad en las calles, también existe una labor celebrativa y de acompañamiento durante todo el año. Los capellanes de cofradías ayudan a esta vivencia de la fe. El sacerdote suele formar parte de la parroquia en la que se asienta la Cofradía o Hermandad y es el “asesor espiritual” de la asociación de fieles.

¿Cómo es el trabajo de organización en una cofradía?

Una Hermandad o Cofradía es una gran familia en la que trabajamos de modo conjunto. Eso no significa igualdad de opiniones y de criterios, pero sí buscar el consenso y la sinodalidad, que es lo que se le pide a la Iglesia. Esta red también forma parte de una red humana más personal, más íntima, más espiritual.

Como sacerdote ¿Qué quieres transmitir o cómo colaboras con los fieles cofrades?

En las cofradías hay gente con una fe auténtica y profunda que quiere hacer las cosas bien. Cuando uno ingresa como hermano en una cofradía, unas veces se ingresa porque le han apuntado de pequeño, otras porque se ha apuntado con unos amigos, como fue mi caso. Y en mi cofradía, la Real cofradía de Nuestra Madre de las Angustias, donde he crecido, se han ido ampliando más lazos, con más personas, cuando el obispo me nombra capellán y empiezo a trabajar con la Junta Directiva.

Entonces, eras miembro de la cofradía y después el obispo te nombró capellán de la misma… ¿Qué significa todo esto para ti?

Para mí es sumar, seguir evangelizando, ser capellán de una cofradía es sumar lazos a la gran red que es la vida humana. La Madre de las Angustias es la imagen que me ha acompañado desde pequeño en mis vivencias, en mis mejores recuerdos y a la que me encomiendo cada día. Siempre al acostarme tengo para ella la última mirada del día, pidiéndole perdón a su Hijo por las faltas que como sacerdote y como capellán haya podido cometer. Y, además, cuando hace un año fui ordenado sacerdote, quise estar en los últimos momentos antes de la ordenación en mi parroquia con la Virgen para rezarle y encomendarle mi ministerio.

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