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lunes, 6 de julio de 2015

Francisco anima a "garantizar un futuro mejor para todos, sin exclusiones" a su llegada a Ecuador

Fuente Religión Digital
(Jesús Bastante).- Francisco ya está en Ecuador. Minutos antes de las nueve y media de la noche hora española (14,29 local), el avión de Alitalia proveniente de Roma aterrizaba en el aeropuerto internacional "Mariscal Sucre" de Quito. En la escalerilla le esperaban el presidente Correa y los obispos ecuatorianos. Arranca la gira latinoamericana de Bergoglio, en la que el pontífice animó a los fieles a "garantizar un futuro mejor para todos", especialmente para los "más frágiles", así como a un "diálogo sin exclusiones".
Francisco fue recibido por docenas de niños ataviados con los trajes típicos del país, ondeando banderitas con las enseñas vaticana y ecuatoriana. Soplaba un fuerte viento en el aeropuerto, y nada más asomarse a la escalerilla, Bergoglio perdió su solideo.
La complicidad con Correa y su esposa fue total, con fuertes abrazos y risas entre los dos mandatarios: llega Francisco a su casa, Latinoamérica. Se notó en los primeros saludos improvisados a los niños, cogiéndose las ropas para no salir literalmente voladas por el vendaval. El "huracán Francisco", al menos en su primer momento, tuvo que lidiar con el viento, en un sentido literal.
Se veía a Francisco muy feliz, apenas sin rastro de cansancio en su rostro, pese al agotador viaje (más de 13 horas de vuelo). "Doy gracias a Dios por haberme permitido volver a América Latina, y estar aquí en la hermosa tierra de Ecuador. Siento alegría y gratitud al ver esta calurosa bienvenida. Es una muestra más del carácter acogedor que tan bien define a la gente de esta noble nación", comenzó Francisco, respondiendo a un intenso discurso del presidente Correa. "Le agradezco, señor presidente, sus palabras. Le agradezco su consonancia con mi pensamiento. Me ha citado demasiado. Gracias".


"Hoy vengo como testigo de la misericordia de Dios y de la fe en Jesucristo", proclamó Francisco, quien añadió que, al igual que en tiempos remotos, "nosotros podemos encontrar en el Evangelio las claves que nos permitan afrontar los desafíos actuales, valorando las diferencias, fomentando el diálogo y la participación sin exclusiones, para que los logros en progreso y desarrollo que se están consiguiendo garanticen un futuro mejor para todos, poniendo una especial atención en nuestros hermanos más frágiles y en las minorías más vulnerables". "Para esto, Señor Presidente, podrá contar siempre con el compromiso y la colaboración de la Iglesia", incidió.
"En Ecuador está el punto más cercano al espacio exterior: es el Chimborazo, llamado por eso al lugar más cercano al sol, a la luna y las estrellas", explicó Francisco. "Nosotros, los cristianos, identificamos a Jesucristo con el sol, y a la luna con la iglesia, la comunidad; nadie, excepto Jesús, tiene luz propia". E improvisando, añadió: "Y si la luna se esconde del sol, vuelve oscura. El sol es Jesucristo, y si la Iglesia se aparta o se esconde de Jesucristo se vuelve oscura y no da testimonio".


En su discurso, Rafael Correa subrayó la bienvenida al Papa "a nuestra América, a este tesoro de la patria grande llamada Ecuador, que le recibe con el corazón". "Ecuador es el ecocentro del planeta", indicó Correa. "Somos orgullosos de un mestizaje luminoso". "tierra de pensamiento y acciones revolucionarias de quienes, como usted, nos exasperamos contra las injusticias".
El presidente de Ecuador hizo una encendida defensa de la vida y de la familia, y bromeó sobre su nacionalidad. "Mi querida amiga Dilma Roussef dice que el Papa es argentino, pero Dios brasileño. Pero seguro que el paraíso es ecuatoriano. Bienvenido, su Santidad".
En un vibrante discurso, Correa señaló que "el gran pecado social de América es la injusticia. ¿Cómo podemos llamarnos el continente más cristiano del mundo siendo el más desigual?", apuntando, en palabras del Papa y de los obispos en Puebla que "la brecha entre ricos y pobres es un escándalo y un antitestimonio".
Correa, que calificó al Papa de "gigante moral", subrayó que "la pobreza no se eliminará con limosnas, sino con justicia", y agradeció a Bergoglio la publicación de Laudato Sí, que "denuncia con fuerza la inmigración" y la sacralización del poder económico y la propiedad privada. "Vivimos una globalización inhumana y cruel, totalmente en función del capital y no de los seres humanos. El orden mundial no solo es injusto, es inmoral."
El presidente concluyó su discurso agradeciendo a Bergoglio su presencia "en mi patria" y recordando a figuras como Romero, Leónidas Proñao o Hélder Cámara. "Ahora, esa Iglesia, nos da a usted, Francisco, el primer papa latinoamericano, con su lenguaje profético, que si alguien quisiera callar, gritarían hasta las piedras".

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