Sensibilizando en torno a la II Peregrinación Lustral de Ntra. Sra. de El Socorro. Güímar- Tenerife.
La Virgen eligió la propuesta que Dios le hizo, todos podemos aprender mucho de Ella. Plena y totalmente abierta a al Señor, dijo sí para que tomase rostro humano y viviese como uno de tantos entre nosotros, en medio de esta historia. En Ella vemos que un discípulo misionero o se abre totalmente a Dios o no lo es. María no se comportó como controladora, sino como facilitadora de la presencia de Dios en medio de todos los hombres sin excepción. María no pidió ninguna recompensa, no quiso ser aduana, quiso darle todo a Dios, porque solamente así se le puede anunciar a los hombres.
Fue capaz de compadecerse de los clamores de los hombres, se interesó por los demás, por cuidarlos.
Al igual que María, como nos recuerda el Papa Francisco en Evangelii gaudium, un discípulo no debe obsesionarse por la «transmisión desarticulada de una multitud de doctrinas», sino que el anuncio debe concentrarse en lo esencial para que la propuesta sea «más contundente y radiante». Recordemos las bodas de Caná y la intervención de la Virgen a aquellas gentes en apuros: «Haced lo que Él os diga». Dejó a un lado la ansiedad que todos tenían y miró a los ojos de los otros y escuchó, Ella quería ofrecer a todos la vida de Cristo. Sintamos el gozo, la pasión por ofrecerla, temamos más a encerrarnos en nosotros mismos y a dejar de mirar a los otros; seamos discípulos misioneros como María, promotores y generadores de sentido en nuestras ciudades, donde aparecen otros lenguajes, símbolos, mensajes, paradigmas o modelos, que ofrecen nuevas orientaciones de vida, a veces en contraste con el Evangelio de Jesús. Se nos pide que no temamos a equivocarnos, que imaginemos nuevos espacios de oración y de comunión que sean más significativos y atractivos, que iluminen los nuevos modos de relación con Dios, con los otros, y con el espacio que suscite valores fundamentales, nada de barnices. Hay que alcanzar con la Palabra los núcleos más profundos del alma de este mundo. María, nuestra Madre, nos ayudará.
Carta del Card. D. Carlos Osoro Sierra
Arzobispo de Madrid
Fuente: La Voz de Los Obispos.
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