“Muchos amaron sus pecados y muchos los confesaron. El que confiesa sus pecados y los acusa ya se encuentra del lado de Dios. Dios, que es la luz, acusa tus pecados y si tú también los acusas, te unes a Dios. Hay como dos cosas: el hombre y el pecador. Dios hizo al hombre y el hombre hizo de sí mismo un pecador. Destruye lo que tú hiciste para que Dios salve lo que Él hizo”.
(San Agustín).
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